2. Bloque temático II. La Historia como disciplina

2.1. La historia en el Mundo Antiguo

HERÓDOTO, Historias, I, 56.

(Creso) informándose halló que los Lacedemonios y los Atenienses eran los pueblos más poderosos de Grecia, dorios los unos, de estirpe jonia los otros. Antiguamente constituían los pueblos pelasgos y helenos. Estos últimos no realizaron ninguna migración.
Los otros eran, en cambio, pueblos en continuo movimiento. En tiempos del rey Deucalión habitaban la región de la Ptiótide, y en tiempos de Doro, el hijo de Heleno, la región situada al pie de los montes Ossa y Olimpo, conocida con el nombre de Histiaiótide.
Cuando fueron expulsados de la Histiaiótide por los Cadmeos, habitaron Macedonia a orillas del Pindo. De allí emigraron de nuevo a la Driópide y de la Driópide llegaron, por fin, al Peloponeso donde recibieron el nombre de dorios.


TUCÍDIDES, Historia de la Guerra del Peloponeso, I

Mas en cuanto a las cosas que se hicieron durante la guerra, no he querido escribir lo que oí decir a todos, aunque me pareciese verdadero, sino solamente lo que yo vi por mis ojos, y supe y entendí por cierto de personas dignas de fe, que tenían verdadera noticia y conocimiento de ellas. Aunque también en esto, no sin mucho trabajo, se puede hallar la verdad. Porque los mismos que están presentes a los hechos, hablan de diversa manera, cada cual según su particular afición o según se acuerda.
Y porque yo no diré cosas fabulosas, mi historia no será muy deleitable ni apacible de ser oída y leída. Mas aquellos que quisieren saber la verdad de las cosas pasadas y por ellas juzgar y saber otras tales y semejantes que podrán suceder en adelante, hallarán útil y provechosa mi historia; porque mi intención no es componer farsa o comedia que dé placer por un rato, sino una historia provechosa que dure para siempre.


FLAVIO JOSEFO, Antigüedades de los judíos (XVIII 2,2 = 63-64)

Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio (si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo), y atrajo hacia él a muchos judíos (y a muchos gentiles además. Era el mesías). Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron (ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre él los santos profetas). La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día.


POLIBIO, Historia Universal, IV, 25-26, 2

Decretaron igualmente que a todos aquellos que forzados por las circustancias habían tomado parte de la Liga Etolia, que a todos estos se les restablecerían las constituciones patrias, en posesión de sus territorios y sus ciudades, sin guarniciones, sin pagar tributos, como hombres libres, y que vivirían según las leyes e instituciones ancestrales. Y redactaron en el decreto que se ayudaría a los anfictiones a restablecer sus leyes y el dominio de su templo, del que los etolios les habían privado ahora con la intención de disponer por sí mismos de los asuntos de este santuario.
Se aprobó este decreto en el año primero de la Olimpíada ciento cuarenta, y con ello la llamada Guerra Social tuvo un inicio justo y conforme a las injusticias cometidas. Los diputados enviaron inmediatamente legados a los aliados para que en cada ciudad el pueblo ratificara el decreto, y así todos desde su país hicieran la guerra a los etolios.


TITO LIVIO, Ab urbe condita, XLIII, 3, 1-4. Fundación de Carteia

Llegó también de España otra embajada de una nueva clase de hombres. Tras recordar que eran más de cuatro mil los que habían nacido de soldados romanos y mujeres hispanas, con las que no existía derecho de matrimonio, rogaban que se les diera una ciudad donde vivir. El Senado decretó que confiaran a la oficina de L. Canuleyo sus propios nombres y los de aquellos que hubieran sido manumitidos, si los hubiera; que estaba de acuerdo con que se asentaran colonialmente en Carteya, junto al Océano; que a quienes de los carteyenses quisieran continuar habitando allí, se les daba la posibilidad de formar parte del número de los colonos, asignándose tierras de cultivo. Que sería una colonia latina y sería llamada de los «libertinos».

P. CORNELIO TACITO, De origine et situ Germanoru
Los pueblos germanos no habitan en ciudades, es bien sabido, incluso no toleran que las casas sean contiguas. Se establecen en lugares aislados y apartados, en relación con una fuente, un campo o un prado, según les plazca. Las aldeas no están construidas como nosotros acostumbramos, con edificios contiguos y unidos unos a otros; cada uno tiene un espacio vacío que rodea su casa, sea como defensa contra los peligros de incendio, sea por ignorancia en el arte de la construcción. En realidad, no emplean ni piedras ni tejas, se sirven únicamente de madera sin pulimentar, independientemente de su forma o belleza. No obstante embadurnan los lugares más destacables con una tierra tan pura y brillante, que imita la pintura y los dibujos de colores. También acostumbran a excavar subterráneos que cubren con mucho estiércol y que sirven de refugio durante el invierno y de depósito para los cereales, puesto que estos lugares los preservan de los rigores del frío. Y de este modo, si el enemigo aparece, sólo saquea lo que está al descubierto, las cosas ocultas y enterradas o bien las ignoran o bien por ello mismo les escapan, puesto que habría que buscarlas.
Para todos, el vestido es un sayo sujeto por un broche o, a falta de éste, por una espina; sin otro abrigo permanecen días enteros junto al fuego del hogar. Los más ricos se distinguen por su vestidura no holgada, como la de los sármatas y los partos, sino ajustada marcando los miembros. También visten pieles de fieras, descuidadamente los más próximos a las orillas, con más esmero los del interior, para quienes las relaciones comerciales no pueden dar otro atavío. Eligen determinadas fieras y adornan con manchas las pieles arrancadas ( ... ) y el vestido de las mujeres no difiere del de los hombres, excepto en que las mujeres se cubren más frecuentemente con tejidos de lino adornados con púrpura y en que la parte superior del vestido no se prolonga formando las mangas; llevan desnudos los brazos y los antebrazos, incluso la parte alta del pecho aparece descubierta.