Bloque temático II. La Historia como disciplina
2. II.1. El método científico
0. Introducción: algunas reflexiones sobre el conocimiento científico.
El debate sobre la cientificidad de la historia está de continua actualidad desde el siglo XIX. El desarrollo del método científico en los siglos precedentes generó, en el marco de la filosofía positivista y objetivista decimonónica, un acercamiento al conocimiento científico que trató de ser aplicado al estudio del pasado. De este modo, como veremos en el apartado correspondiente, los primeros historiadores positivistas que desarrollaron el método de análisis crítico de las fuentes en esas fechas pusieron las bases para el desarrollo de este método el campo de la historia.
No obstante, la evolución llevada a cabo en los estudios históricos de los siglos contemporáneos ha puesto de manifiesto la dificultad que tiene la Historia para cumplir algunos de los requisitos básicos de la ciencia, tales como la predictividad, la repetitividad y la generación de leyes explicativas generales que den sentido a los procesos históricos.
De este modo, los grandes discursos explicativos del pasado, cuyo ejemplo paradigmático lo podemos encontrar en el Materialismo histórico desarrollado a partir de los estudios de Karl Marx, han acreditado la dificultad de plantear leyes generales en la explicación histórica. En las últimas décadas, el impacto de posturas posmodernas de acercamiento al pasado ha dificultado aún más la consideración del discurso histórico como discurso científico, toda vez que se ha producido el cuestionamiento de la objetividad del historiador y la puesta en evidencia de las múltiples subjetividades existentes a la hora de abordar el conocimiento de lo social.
1. El método científico en Ciencias Sociales
Partamos del principio de que la historia es la disciplina que trata de reconstruir las sociedades del pasado y los acontecimientos que vivieron a partir de criterios epistemológicos de veracidad. Para ello, como hemos visto en el bloque anterior, toma como base diversas fuentes ya sean escritas o restos de la cultura material a través de las cuales puede construir ese conocimiento sobre el pasado. Todo ello se plasma a partir del trabajo del historiador en textos escritos que acercan a la disciplina historiográfica a la categoría de arte humanístico o ciencia social.
Está realidad requiere por parte del historiador de una reflexión metodológica previa, fundamental para definir su trabajo. La clave de bóveda de la problemática metodológica en la escritura de la historia se ubica en la relación entre los hechos y y la persona que los recoge, desarrolla y analiza tratando de extraer algún tipo de significado de ellos. Aunque en ocasiones dé la impresión, a partir de la lectura de distintos libros de historia, de que lo que se relata en ellos son verdades objetivas por ese estilo de narración omnisciente con el que se escriben muchas de las obras historiográficas lo cierto es que el papel del historiador en la construcción de ese relato es esencial, y genera un problema epistemológico y metodológico de difícil solución, y que en ocasiones muchos de los historiadores parece que no se plantean.
Es, en esencia, un debate que desde hace tiempo se plantea en términos de objetividad contra subjetividad. Y en todo ese debate no debemos perder de vista también la veracidad. Son tres elementos que se combinan en el debate historiográfico y que están en la base de las principales dificultades epistemológicas a las que se enfrenta la escritura de la historia.
El segundo de los problemas epistemológicos a los que se enfrenta la historia es quién actúa como motor del cambio, si el individuo o la sociedad. La explicación de los acontecimientos del pasado ha basculado desde la acción de sujetos extraordinarios a la del análisis de la sociedad como conjunto informe de individuos casi anónimos cuyo devenir determinaba los distintos cambios acontecidos a lo largo de la historia. Hoy, como veremos en distintos puntos de este curso, se ha llegado a una situación intermedia, en la que se explica el pasado y sus cambios a partir de una combinación de relaciones entre sujeto y sociedad, entre individuo y colectivo.
Una tercera dificultad de tipo epistemológico radica en la consideración de la existencia o no de leyes de causalidad que expliquen los procesos históricos. A lo largo de los últimos siglos los historiadores han debatido acerca de su existencia, así como sobre la creencia o no la existencia de regularidades y tendencias en los procesos históricos de las sociedades del pasado.
Finalmente, una última problemática que tampoco debemos dejar de lado es la que determina la relación entre el pasado y el presente en el trabajo del historiador. No hay que perder de vista que si la persona que analiza el pasado selecciona una determinada serie de hechos para formular en el marco del desarrollo del método científico su hipótesis de partida, la propia selección previa implica una subjetividad que determina el desarrollo posterior de la investigación. Sin olvidar, esto es muy importante, que buena parte de los temas de investigación que marcan la agenda de la investigación histórica está determinada no por una mera curiosidad intelectual sino por la existencia de problemáticas o dinámicas similares en las sociedades del presente, que animan a la profesión a buscar respuestas, o al menos explicaciones, en el pasado.
2. La historia entre las ciencias sociales
El amplio campo del saber humano que englobamos bajo la etiqueta de “Ciencias Sociales” incluye a todas aquellas disciplinas que se dedican al análisis del comportamiento del ser humano en sociedad, así como su forma de organización y gobierno. En este sentido, cada una de estas disciplinas se ha ido centrando en una parcela concreta de especialización. Desde el momento en que cada una de ellas tiene una historia propia como disciplina la relación existente entre el estudio del pasado y cada una de las ciencias sociales es evidente. Pero, más allá de esta circunstancia, lo cierto es que el desarrollo de la historiografía, al menos desde finales del siglo XIX, no sería comprensible si no se atendiera a la relación que ha ido estableciendo con las principales ciencias sociales. En algunos casos éstas han funcionado como ciencias auxiliares de la historia, al modo de lo que ya vimos en el bloque anterior que ocurría con las llamadas “Ciencias auxiliares de la Historia”, pero más allá de ello muchas de las propias reflexiones epistemológicas y metodológicas de cada una de las ciencias sociales han ido provocando, en su interacción con la historiografía, cambios sustanciales en la forma de analizar el pasado. Algunas de estas relaciones las veremos con más detalle en distintos apartados del curso, cuando se detallan aspectos concretos en los que las relaciones han sido especialmente fructíferas. Ahora, al menos, ha de reflejarse la síntesis de la aportación de las ciencias sociales el conocimiento histórico.
Quizás la que más cercana se ha mostrado siempre ha sido la Geografía. Sus orígenes remotos se conectan con los de la Historia, y en el fondo beben de la misma necesidad de comprensión de la relación entre ser humano y medio natural, y entre ser humano y sociedad, que se da entre los antiguos griegos. A partir de ahí, y a lo largo de toda la historia, los historiadores han utilizado en mayor o menor medida los distintos fenómenos geográficos como elementos explicativos condicionantes, y en algunos casos determinantes, de los acontecimientos acaecidos a las sociedades del pasado. Ya de manera más reciente, al calor del avance de la geografía humana, también se han ido incorporando buena parte de sus avances a la hora de elaborar los análisis de estructura social.
En esta línea de estudio de estructuras sociales ha de destacarse otra de las disciplinas, en este caso de vida mucho más breve que la Geografía o la Historia, pero que ha tenido un impacto enorme en el trabajo histórico en el último siglo: la Sociología. Dedicada al estudio de las sociedades contemporáneas, sus modelos de análisis y metodologías de análisis cuantitativas y cualitativas generaron propuestas teóricas que han tenido su correlato aplicativo en el análisis del pasado.
Y otro tanto podemos decir de la relación entre la Historia y la Antropología, otra disciplina relativamente joven y con un desarrollo muy intenso en el plano teórico y metodológico que ha aportado un caudal de herramientas extraordinario para el estudio del pasado. La Antropología se ha cuestionado desde sus orígenes, a partir de profundas reflexiones acerca del análisis del “otro”, sociedades muy alejadas de los parámetros culturales del analista. Y, en este sentido ha de tenerse en cuenta que cualquier sociedad del pasado es ajena a nosotros, y debemos huir de cualquier presentismo que nos haga caer en el pecado del anacronismo en la explicación histórica. De ahí que, para todas aquellas personas que se quieran dedicar profesionalmente al estudio de la historia, o simplemente quieran saber más acerca del pasado de sus sociedades, sea especialmente recomendable que también frecuente lecturas antropológicas, que le ayudarán a entender cómo operan los distintos patrones culturales en las diferentes sociedades.
La Economía constituye otra de las ciencias sociales de enorme impacto para el estudio de la historia, especialmente en algunas de las corrientes historiográficas que, como veremos en el apartado correspondiente, prestarán especial atención a la vertiente material de las sociedades del pasado como sustento epistemológico de su interpretación del cambio social.
Y qué decir del Derecho, dedicado al estudio de la regulación de las normas necesarias para el correcto funcionamiento de las sociedades y el mantenimiento de su orden interno, y que por su propio objeto de estudio tiene un amplio campo de desarrollo en el estudio del pasado.
Todas estas disciplinas tienen en común la existencia de ramas específicas dentro de su propio campo disciplinar dedicadas al estudio de la historia de su parcela concreta. Así, tenemos una Sociología Histórica, una Antropología Histórica, o unas historias de la Economía y del Derecho, que han ido conformando sus propias claves metodológicas y explicativas y que, sin duda, deben ser tenidas en cuenta por los historiadores de lo social a la hora de llevar a cabo sus estudios.
Más allá de ellas, también otras ciencias sociales como la Psicología o la Ciencia Política, en determinadas facetas del estudio del pasado o para ciertas corrientes historiográficas, han ofrecido materiales de trabajo complementario que han permitido desarrollar otras facetas del estudio del pasado.
Como se puede comprobar el amplio espectro que abarcan las ciencias sociales, entre las que la historia juega un papel muy importante, hace que la interacción entre disciplinas genere modificaciones de tipo metodológico y aportaciones de interés que hacen avanzar el conocimiento sobre el ser humano en sociedad.
3. La teoría en el proceso de investigación histórica
En esta tarea que tiene la Historia de estudiar los sucesos pasados de la humanidad con intención de veracidad el papel del método científico es esencial para su éxito. Debemos recordar que el Diccionario de la Real Academia Española define método como el procedimiento que se sigue en las ciencias para hallar la verdad y enseñarla, y por extensión señala que la ciencia es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales.
Como ya se ha comentado, y se volverá sobre ello posteriormente, la posibilidad de establecer o no leyes generales para la explicación histórica es aún hoy objeto de debate entre la comunidad científica. Pero lo que no está en discusión es la necesidad del método, y por extensión de la metodología, que es señalada por el mismo DRAE como la ciencia del método, o el conjunto de métodos que se siguen en una investigación científica o en una exposición doctrinal.
De todo ello ya se ha hablado algo los apartados anteriores, aunque nunca está de más tenerlo bien presente. Ahora conviene traerlo a colación por su ineludible conexión con el último de los elementos de este apartado dedicado al método científico en la Historia, el del papel de la teoría en la explicación histórica. Volviendo al mismo diccionario, entre las definiciones del término se encuentra la que la define como hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a parte muy importante de ella. En este sentido, la teoría de la historia reflexiona sobre la estructura y las posibles leyes que determinan o condicionan las sociedades del pasado. No ha de confundirse con la filosofía de la historia, que es la que tiene por objetivo otorgar un sentido a la explicación histórica (o negarlo). La teoría se detiene en la determinación de los elementos constitutivos de una explicación histórica y de ahí su relación con la metodología. Por supuesto, esta realidad ha tenido distintas formulaciones e interpretaciones a lo largo de la historia y por parte de las diferentes corrientes historiográficas que han planteado propuestas explicativas diferenciadas para la explicación de los acontecimientos del pasado.